Buscar en este blog

domingo, 11 de julio de 2010

Final: La furia estuvo más roja que nunca, hispanos conquistan el mundo!...Holanda 0-1 España




El seleccionador español Vicente del Bosque, afirmó tras la conquista del campeonato del Mundo por parte de su equipo que España se merecía "todo esto", que el triunfo va más allá de lo deportivo y que el premio recibido con esta victoria "era justo".

"Todos los pueblos de España nos han apoyado mucho, sabemos que allí existe una alegría inmensa y estamos muy contentos", agregó el seleccionador español.

Del Bosque se mostró muy sereno durante la rueda de prensa en la que inició su intervención con una felicitación a Holanda porque consideró que el equipo holandés les maniató y les creó muchos problemas en un partido muy intenso.

Sobre el buen juego mostrado por la selección en los últimos tiempos y en este Mundial, señaló que jugar bien es muy importante, que España cuenta con grandes jugadores, pero que la furia, y es esfuerzo "son valores atemporales en el Mundo del fútbol" y que, a veces, como ocurrió con el gol de Carles Puyol ante Alemania, hay que recurrir a ellos.

En lo futbolístico, destacó que tras la entrada de Cesc Fábregas, España ganó en profundidad y si su equipo antes no jugó mejor fue por méritos del rival, que hizo un gran desgaste físico.

"Este título cobró impulso en 2008 cuando España ganó la Eurocopa. Esto es la continuación de aquello. Nos encontramos con una buena herencia y no hemos borrado aquellas huellas porque la línea estaba bien marcada, aunque, como es lógico, introdujimos algunos pequeños cambios", agregó.

Preguntado en dos ocasiones sobre la violencia del equipo holandés durante el encuentro, en la primera no respondió y en la segunda se limitó a decir que su rival hizo un buen partido, aunque éste, en algunos momentos "resultó algo trabado".

Finalmente recordó que tras el encuentro perdido con Suiza, el objetivo de trabajo fue insistir en que no había nada que cambiar y los jugadores se comprometieron a ello.

"Esta final ha prestigiado al fútbol de calidad y de ataque y como contrapunto a esto, los equipos nos han presionado mucho, pero creo que el fútbol va adelante. Esta final lo ha premiado", concluyó.

Villa: "Somos justos campeones porque hemos sido fieles"

El delantero David Villa aseguró que España es "la justa campeona" del Mundial de Sudáfrica porque "se mantuvo fiel a su filosofía" durante toda la competición.

"Si de algo nos tenemos que sentir orgullosos es de no haber cambiado nunca nuestro estilo de juego. Otras selecciones sí lo han hecho cuando han jugado contra nosotros. España siempre ha sido fiel. Cuando se han complicado los partidos, se han cerrado, España siempre ha seguido con su filosofía, por eso, y por otras cosas, creo que somos los merecidos campeones", comentó.

"Me siento orgulloso de poder disfrutar de esta generación de personas y de futbolistas, todos pelean en el mismo sentido, ves el banquillo y todos son titulares en sus clubes y todos trabajan por el bien de la selección y no de uno mismo", agregó.

"Siento una gran alegría, me siento un privilegiado por estar haciendo felices a tanta gente", dijo.

Villa afirmó tener ganas de llegar a España para celebrarlo.

Aseguró que este equipo tiene un gran futuro. "Con esta generación de futbolistas, pero sobre todo de personas, se puede conseguir cualquier cosa", dijo.

España necesitó de un sufridísimo alargue (apenas si quedaban menos de cuatro para completar los 120 finales) para consagrarse de manera total, absoluta y definitivamente campeón del mundo. Por fin, España, por fin.

En un partido totalmente deslucido, producto de una gran cantidad de faltas (todos pegaron, aunque los holandeses golpearon más y dejaron como saldo ocho amonestados y un expulsado) y con un arbitraje para el olvido del inglés Howard Webb, Andrés Iniesta, con un derechazo cruzado inatajable para el grandote Stekelenburg, le puso cifras definitivas a un encuentro cuyas expectativas fueron en extremo superiores a lo que terminaron entregando ambos conjuntos.








España no fue la misma, no sólo por los arranques violentos de De Jong, quien le metió un planchazo terrible a Xabi Alonso, por las repetidas faltas de Van Bommel, que se cansó de pegar. Le fueron cerrados todos los caminos por un equipo difícil, complejo, al que sólo le faltó un toque de picardía para liquidar el encuentro.

Si bien el equipo de Del Bolque intentó mantener aquello que lo ha caracterizado a lo largo del certamen, control del balón y ataque permanente, fue el peligrosísimo Arjen Robben el que dispuso tanto en los 90 como en el alargue de las situaciones más claras para concretar.

Ora por propia impericia (terminó amonestado por protestar en una jugada que era segunda amarilla para Puyol), ora por majestuosa intervención de Casillas, quien le tapó un mano a mano que Arjen soñará hasta el día en que deje este mundo, Holanda no lo supo ni lo pudo definir.

También lo tuvo Cesc Fábregas con buena tapada de Stekelenburg.

Holanda terminó jugando con Sneijder y Van der Vaart como dobles pivotes o dobles 5, después de la expulsión del zaguero Heitinga.

Van Marwijk había hecho ya todas las modificaciones y debió tirar a la última línea a Van Bommel.

Se le fue encima España, sabedor que un futbolista de diferencia a esa altura del partido es decisivo.

A Iniesta, acaso el mejor jugador del Mundial, le sobró la “viveza” que le faltó a Robben en aquella instancia mencionada: sintió el brazo del defensor, se dejó caer y provocó la falta y la segunda amarilla para el holandés.

Iniesta lo hizo. Robben no.

Y allí estuvo una de las grandes sino la gran diferencia entre los dos equipos.

Pero se jugó poco y nada en función de los antecedentes que traían ambos conjuntos.

Es que las finales pesan.

Y lo sufrieron España y Holanda, en condiciones de brindar un espectáculo de mucho mayor jerarquía al mostrado en el último de los partidos de Sudáfrica.

No obstante, se entiende.

Todo se hace más dificultoso. Cuesta pensar. Y cuesta jugar.

España lo intentó a caballo de su propia genética. Holanda confió en su arma letal, Robben.

Cada uno a su modo luchó hasta el final.

Tan parejo que se terminó “abriendo” el partido después de una expulsión.

Ha ganado España. Por primera vez un equipo de ese país consigue ganar la Copa del Mundo.

Sin lujos.

Sin excesos de juego.

Pero sabiendo, con la extrema tranquilidad de haber tenido un libreto y haber intentando respetarlo aún en circunstancias en extremo insoportables, tal como fue la final contra la durísima Holanda. Sentí que veía un equipo sudamericano vestido de anaranjado.

Fue para España y creo, finalmente, que está bien, aunque a falta de brillo, le sobraron “cojones” para ganarlo.
De manera agónica, como no podía ser de otra manera, en la prórroga, con un gol del mago Andrés Iniesta, España fue recompensada por el fútbol después de casi un siglo y alcanzó la anhelada gloria del título mundial al imponerse a una Holanda rácana y alejada de su fútbol habitual.

La 'Roja', campeona de Europa hace dos años en Viena, se coronó en el Soccer City de Johannesburgo como el mejor equipo del momento y rubricó un trienio de ensueño.

Todo un premio a una generación grandiosa, que ha llevado al fútbol español a la excelencia y a las más altas cotas, y todo un castigo para una selección holandesa que distó notablemente de la imagen mostrada hasta ahora y que no fue digna heredera de aquellas generaciones grandes que lideraron Johan Curyff y Marco van Basten, y cayó en su tercera final de un Mundial tras la de Alemania'74 y Argentina'78.

España fue mejor, sin discusión. Pudo haber ganado antes, mucho antes, pero también podía haber perdido si no surge, de nuevo, su gran capitán, Iker Casillas, para amargarle la noche a su ex compañero Arjen Robben.

Del Bosque volvió a confiar en Pedro Rodríguez en detrimento de Fernando Torres tras el espectacular partido que cuajó en semifinales ante Alemania, en tanto que Bert van Marwijk recuperó para la causa, tras cumplir su sanción ante Uruguay, al lateral diestro Van der Wiel y al medio centro De Jong





España asumió de salida su rol dominador. Llevó las riendas, quizá hasta más de lo esperado ante una Holanda que prácticamente no quiso o no pudo jugar, porque la presión de los pupilos de Del Bosque también se lo impidió.

Lo más extraño fue que el cuadro 'oranje' se dedicó a destruir de manera exagerada, hasta de forma excesivamente brusca para jugadores que se caracterizan por su calidad.

Pero Holanda consiguió lo que quería. Frenar el juego español. El primer cuarto de hora fue alentador para la 'Roja', que mandó con autoridad y tuvo, en doce minutos, tres claras ocasiones para abrir el marcador, dos de Sergio Ramos y una de Villa.

No encontraron el destino y los de Van Marwijk consiguieron frenar la avalancha de fútbol que se les venía encima cortando el juego constantemente aún a costa de tarjetas que pudieron convertirse, sobre todo una patada de Nigel de Jong en el pecho de Xabi Alonso, en rojas.

Holanda tan solo tenía el recurso de los intentos de internada de Robben y la movilidad de Wesley Sneijder, pero le bastaba para ahogar, con el duro trabajo de contención, y secar la fábrica del fútbol español, dificultar la visión de Xavi y las maniobras de Iniesta pese a la movilidad de Pedro y el desgaste delante de Villa.

Las constantes interrupciones acabaron ofreciendo una primera mitad hasta fea, que se cerró con dos ocasiones de Holanda, en un remate fallido de Mathijsen y en un disparo de Robben que sacó Casillas junto a su palo izquierdo.

Hubiera sido un premio demasiado grande para una timorata Holanda y un castigo exagerado para una España que a partir del cuarto de hora no pudo huir de la trampa de su rival, que continuó por los mismos derroteros tras el descanso.

No podía haber fluidez ni continuidad. A la escasez de ideas se le añadía que el partido estaba más tiempo parado que en juego. Y estuvo a punto de aprovecharlo a los 60 minutos Holanda en un balón con el que se hizo Sneijder en el centro del campo, envió en profundidad a Robben, que se quedó solo ante Iker Casillas, pero el guardameta del Real Madrid volvió a convertirse en un 'santo' al sacar el remate de su ex compañero.

Para entonces ya había saltado al campo Jesús Navas en lugar de Pedro. El extremo diestro del Sevilla no tardó en hacerse notar y provocó en una internada una clamorosa ocasión de David Villa, cuyo disparo a gol lo salvó Heitinga.

Decir que el encuentro estaba abierto es decir poco. Se mascaba la tensión. En cualquier momento se podía desnivelar la balanza en uno y otro lado, aunque volvió a ser España, con un remate en solitario de Sergio Ramos que se le marchó alto, la que tuvo su gran opción.

Holanda pareció acusar el tremendo desgaste y se replegó atrás ante el acoso del conjunto de Del Bosque comenzaba a ejercer de manera insistente, pero los tulipanes no estaban muertos. Disponen de una contra letal y Robben de nuevo se plantó ante Iker. El resultado el mismo de antes. El capitán español le arrebató el balón y evitó el gol.

España, pese a la entrada de Cesc Fábregas, no fue capaz de encontrar la dinámica mínima para desbordar nuevamente a un equipo tanto bien plantado atrás como el de Van Marwijk, cuya apuesta estuvo a punto de dar sus frutos pero que no puede ocultar su racanería en cuanto a la fabricación y su excesivo juego duro, que desesperó por momentos a Iniesta y compañía.

Y perdonó España en la prórroga, porque después de un posible penalti de Heitinga a Xavi cuando el barcelonista iba a remachar, Cesc, Iniesta y Jesús Navas tuvieron en sus botas de nuevo la sentencia y no la encontraron.







Del Bosque se jugó su última baza en el descanso del periodo adicional y optó por dar entrada a Fernando Torres en lugar de Villa, quien perdía así la opción de acabar en cabeza en solitario de la tabla de artilleros.

Se le puso de cara a España la última fase cuando Heitinga fue expulsado a falta de once minutos por ver la segunda amarilla al agarrar a Iniesta cuando el barcelonista se iba en solitario.

Holanda ya se dedicó a esperar los penaltis con más claridad que hasta entonces, pero ahí surgió, inconmensurable, Iniesta, que había sido castigado por infinidad de faltas, para, como hizo con el Barcelona en la Liga de Campeones, dar la mayor alegría de la historia al fútbol español.

Quedaban cuatro minutos, más la prolongación, pero Holanda, sin capacidad, echada toda a perder en la destrucción, fue incapaz de arrebatar la gloria a una España que fue sin discusión mejor y se proclamó más que digna campeona del mundo.

TIEMPOS EXTRA

La cosa estaba dramática, era claro que nadie quería definirlo desde los once pasos. Primero al 93' Cesc en un gran pase de Iniesta quedó mano a mano con Stekelenburg que tapó con la misma gran reacción que Casillas tuvo ante Robben. Pero Holanda de inmediato respondía un minuto después con un córner que cabeceó Mathisen por lo alto un poco incómodo, pero con el marco abierto.

España dominaba y tenía más llegada, el cambio de Cesc funcionaba, pero por la peligrosidad de Holanda y el adelanto de líneas de La Furia, el juego era un toma y daca. Iniesta al 98', Cesc al 100' y el 102' tuvieron sendas oportunidades en el área que se quedaron al filo.

No fue fácil para Del Bosque, pero al principio del segundo tiempo extra tuvo que sacar a Villa para reavivar el ataque buscando ganarlo antes de los penales. El raspadero de Holanda pasó factura tarde, pero la cobró cuando al fin el juez se atrevió a sacar la doble amarilla y roja a Heitinga que jaló a Iniesta en una de las faltas menos claras de los naranjas.

La lucha de La Furia Roja se incrementó. El premio al que más arriesgó, propuso e intentó respetar sus premisas ante todo llegó casi al cierre, tal como presumía esta batalla fragorosa por el título.

Y fue el “Fantasmita”, uno de los mejores hombres del campo el que pudo resolver llegando a esta instancia con un poderío físico increíble. Un centro del “Niño” se atoró en la defensa y con la jugada medio rota, el rebote le cayó a Cesc quien centró preciso para Iniesta, quien solo en la derecha del área, fusiló a Stekelenburg con una media volea que empujó toda España para el 0-1 al 116'.

Así, con un futbol vistoso, que no cede ante la tentación de destruir y boga por construir, por primera vez en su historia España es Campeón del Mundo.

EL ARBITRAJE

El inglés Howard Webb tuvo un pésimo trabajo. Decepcionante por la falta de carácter para llevar el duelo y tomar decisiones a la hora buena. A Holanda lo dejó hacer y deshacer en el primer tiempo. No se atrevió a expulsar a De Jong por una artera patada de karate en el pecho sobre Xabi Alonso al 28', ni a Sneijder por una clara plancha sobre la rodilla de Busquets en la que ni siquiera la amonestó. Quiso llevar la fiesta en paz y lo único que hizo fue echar a perder una Final dejando pegar a placer.

Algo pasó en el descanso, pues en el complemento mejoró, amonestó a dos holandeses de entrada, aunque poco le duró el vuelo y conforme pasaron los minutos regresó a sus inseguridades. Todo era un desorden, se le metió Del Bosque al campo y las bancas hacían lo que les daba la gana. Y para colmo, justo antes de la jugada del gol no marca un tiro de esquina a favor de Holanda más grande que toda Sudáfrica cuando un tiro libre se desvió al menos 10 metros de su trayectoria oríginal; en ese saque de meta cayó el gol español. Lástima porque dañó el partido y nunca pudo recomponer el camino.

Síntesis:

0 - Holanda: Stekelenburg; Van der Wiel, Heitinga, Mathijsen, Van Bronckhorst (Braafheid, m.105); Van Bommel, De Jong (Van der Vaart, m.99); Robben, Sneijder, Kuyt (Elia, m.71); y Van Persie.

1 - España: Iker Casillas; Sergio Ramos, Piqué, Puyol, Capdevila; Busquets, Xabi Alonso (Cesc, m.87), Pedro (Navas, m.60), Xavi, Iniesta y Villa (Fernando Torres, m.105).

Goles: 0-1, M.116: Iniesta culmina con un potente disparo cruzado un envío de Cesc.

Árbitro: Howard Webb (ING). Expulsó por doble amonestación a Heitinga (m.109). Amonestó a Van Persie (m.15), Puyol (m.17), Van Bommel (m.22), Sergio Ramos (m.23), De Jong (m.28), Van Bronckhorst (m.54), Capdevila (m.67), Robben (m.84), Van der Wiel (m.111), Mathijsen (m.117) y Xavi (m.21).


















Incidencias: Final del Mundial de Sudáfrica 2010 disputada en el estadio Soccer City de Johannesburgo ante 84.490 espectadores. Asistieron, entre otras personalidades, la Reina Sofía, los Príncipes de Asturias, los Príncipes de Holanda, Jan Peter Balkenende, primer ministro holandés, Jakob Zuma, presidente de Sudáfrica, presidentes de varios países africanos, Joseph Blatter, presidente de la FIFA, Jacques Rogge, presidente del COI, Desmond Tutu, premio Nobel de la Paz, el Príncipe Alberto de Mónaco, Jaime Lissavetzky, secretario de Estado para el Deporte, deportistas como Rafa Nadal y Pau Gasol, el tenor Plácido Domingo, y grandes figuras del fútbol como Fabio Cannavaro, Marcel Desailly, Lothar Matthaeus, George Weah y Roger Milla. Antes de iniciarse el partido la temperatura era de 14 grados, había una humedad del 34 por ciento y una velocidad del viento de 5 metros por segundo. Luego bajó notablemente.







El Final del Mundial 2010





Sudáfrica, sede del Mundial de 2010, echa, con la final entre Holanda y España, el telón oficial a la fiesta futbolística del primer MUndial disputado en África, pero que al país le duró tan sólo diez días, los que tardaron los "bafana, bafana", en quedar eliminados.

El fútbol ha aprobado lo que algunos consideraban la asignatura pendiente de la celebración por primera vez en la historia un Mundial en el continente africano, en el que Sudáfrica ha marcado el registro negativo de la eliminación por primera en la historia de una selección anfitriona en la fase de grupos de la competición.

La Copa del Mundo duró menos de dos semanas para Sudáfrica. Su participación concluyó el ya lejano 22 de junio. Entonces el país se dividió entre los que decidieron buscar nuevos alicientes en el torneo y los que, simplemente, se olvidaron del Mundial.

Esta eliminación dividió al torneo en una parte inicial festiva y poco futbolística durante los días previos y en el inicio de la competición, y otra parte, la más reciente, con la vista puesta en el terreno de juego, las estrellas y los equipos finalistas.


Antes del inicio del Mundial, un buen número de sudafricanos iban a trabajar todos los viernes con la camiseta de los "bafana, bafana". Las calles y los coches estaban engalanados y el color amarillo de la selección local predominaba en muchos lugares. Todo eso pasó a la historia.

Incluso hubo concentraciones, procesiones cívicas, reuniones de seguidores en las que los sudafricanos negros o blancos, jóvenes o mayores, hombres o mujeres, casi siempre en un ambiente familiar, se mostraban satisfechos con la fiesta que juntaba al fútbol y al país del Arco Iris.

La explosión de júbilo en el primer gol del Mundial, el que marcó Shipiwe Tshabalala para los sudafricanos en el Soccer City el pasado 11 de junio, abrió una fiesta que no se apagó ni con el empate ante México en ese mismo encuentro, ni con la contundente derrota ante Uruguay en el segundo partido.

Aunque las posibilidades de clasificación eran mínimas, en la tarde del 22 de junio se vivía una ambiente de esperanza que nunca se habría dado en otro país con una tradición futbolística mayor, ya que de nada iba a servir su esfuerzo ante Francia si Uruguay y México lograban empatar.

Pese a ello, los sudafricanos vivieron ese día una jornada especial, salieron antes del trabajo, hicieron acopió de comida y bebida para ver el partido y se encontraron con la fiesta de la victoria ante Francia y el funeral de la eliminación de Mundial.

Fue entonces cuando los poderes públicos locales reforzaron la idea, apuntada desde un tiempo atrás, de que este era el Mundial de toda África. Miraron a su alrededor, vieron que la única selección del continente que permanecía era Ghana y lograron que el fervor mostrado por la selección local se trasladara a la de ghanesa.

Ghana venció a Estados Unidos y perdió con Uruguay, pero en ambos partidos jugó completamente de local. Ahí terminó la Copa para los sudafricanos, excepto para los que depositaron su confianza en cualquier de los cuatro semifinalistas: Alemania, España, Holanda o Uruguay.

A partir de entonces, La fiesta del fútbol, ya de forma definitiva, se centró en los terrenos de juego, ya que los partidos empezaron a cobrar la emoción que se había dejado de vivir en las calles.

Ahora, a Sudáfrica únicamente le queda el análisis de lo que quedará para el país tras el Mundial, una vez se ha comprobado que buena parte de las infraestructuras y las comunicaciones han mejorado, mientras quedan pendiente asuntos como el de la futura utilidad de los estadios o la seguridad ciudadana.

Todo ello, sin dejar de lado la cuestión fundamental que todavía no tiene respuesta, la de si la disputa del torneo va a mejorar la vida de los sudafricanos en aspectos sociales, económicos o educativos.