Mientras en Europa siguen mandando los “más grandes”, las diferencias en Sudamérica tienden a licuarse minuto a minuto. Que San Felipe haya puesto en jaque nada menos que a la Liga abre un apetitoso debate. ¿Estamos en presencia de un crecimiento imparable de los “chicos” o comenzó la irrefrenable decadencia de los “grandes”?
Acaso quién escribe estas líneas siente la influencia de las ausencias insoportables para la calidad de la competencia de los llamados grandes de la Argentina: Boca y River.
Ambos seguirán ausentes de la Copa Santander Libertadores el año próximo por sus pésimas campañas en el campeonato local, salvo que se produzca una mezcla de milagro y hazaña y entonces River salga campeón. “Más raro fue aquel verano que no paró de nevar” (Sabina dixit).
Asoma bien Palmeiras, ganando al equipo que amagó con poner de pie al fútbol boliviano. Da la sensación de ser una llave resuelta, aunque nos hemos quemado con leche más de una vez y cuando vemos una vaca lloramos.
Y esto lo digo en primera persona.
Es cierto. Y es disparador de la introducción de esta nota, que San Felipe le hizo 4 a la Liga. Pero recibió dos goles, lo cual no parece como definitivo.
Como tampoco el 0-1 de Peñarol, sufrido ante el Goiás fuera de casa.
Dos goles eran la diferencia que había marcado el equipo de Falcioni y que nos llevó a elogiar –acaso de modo desmedido y exagerado- al conjunto argentino.
También es verdad que nos llamó la atención la marcada diferencia que vimos entre el “Tolima que defiende” y el “Tolima que ataca y su velocidad”.
Pero quedó claro que más allá de lo realizado impecablemente por el conjunto colombiano, Banfield deberá revisar sus prioridades si es que quiere pegar el salto de calidad en los ámbitos sudamericanos.
Avanza la Copa Nissan Sudamericana y ofrece más sorpresas que ratificaciones. Habrá que ver, por ejemplo, si Independiente en su nueva versión conducida por Antonio Mohamed ratifica un cambio favorable o siguen inexorablemente creciendo los “chicos”
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