Para el arquero de España, Iker Casillas, no todo es fútbol y besos. El “Guante de Oro” también se ocupa de obras sociales que lo trajeron hasta el Perú. Es por eso que sus éxitos se celebran a 3850 metros en en un alejado pueblo cusqueño llamado Patabamba.
Es una comunidad campesina que Iker visitó hace dos años al lado de Emilio Butragueño al ser elegidos por la ONG Plan Internacional como embajadores de buena voluntad.
Todos allí recuerdan con cariño que el arquero se jugó una “pichanguita” y hasta le regalaron un poncho rojo. Y tal fue el impacto que causó que hay un niño de dos años que fue bautizado como Iker.
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