Una coincidencia del destino que quizá quiera ver sonreír a los dos más chicos del plantel: a Joazhiño Arroé con sus 19 años y a Jorge Bazáncon apenas 20. Dos chicos que se volvieron gigantes en Chiclayo.
“Yo ni siquiera pensaba que iba a jugar la final, porque vine a ganar minutos y tratar de tener continuidad para luego ganarme un espacio”, reconoce ‘Joa’ con la humildad como un sello distintivo de su carácter.
“Es lo que todo jugador que sale de las divisiones inferiores espera: ser campeón”, afirma ‘Coco’, con un poco más de ‘cancha’.
Ambos, con sus goles, han logrado que Alianza esté a un paso de la gloria, pero caminan por los jardines del hotel Sonesta (búnker del equipo blanquiazul) con la frescura de quien ha cometido apenas una travesura.
“Hay que tener la tranquilidad necesaria porque aún falta otro partido. Ojalá que la felicidad de Chiclayo se repita en el siguiente partido”, agregó Arroé.
La historia de uno y otro parecen haberse escrito con diferente tinta. Mientras ‘Coco’ tuvo un primer año en Primera División glorioso de principio a fin, ‘Joa’ tuvo que sufrirla desde que llegó a mediados de año: “Uno trata de tener paciencia. Sabía que algún día los elogios iban a venir, como también llegaron las críticas. Un día el estadio te puede aplaudir, otro día pifear”, reflexiona.
Dentro de todo, Arroé sabe que el domingo será su verdadero momento. Y frunce el ceño cuando le dicen que Aurich eligiriá la sede del tercer partido: “Tenemos la confianza de que no va a haber otra final. Luchando este partido vamos a evitar que se juegue un tercer partido”.
Más ‘palomilla’, con el tonito inconfundible de su barrio Bocanegra, Bazán descarta esa posibilidad. “¿Tercer partido, causa? Nosotros vamos a dar la vuelta en Matute”. Los chicos ya pidieron su regalo por Navidad. Y vienen embalados.
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