La selección peruana se despidió del Sudamericano con más pena que gloria. Los dirigidos por Juan José Oré finalizaron cuartos tras ganar un partido, empatar otro, y caer en dos. Analizando partido a partido, Perú tuvo la virtud de poder recuperarse anímicamente.
El duelo con Brasil fue la peor parte de la selección peruana. Un gol tempranero hizo que el equipo se caiga y deje de jugar. Fue el peor primer tiempo que se le recuerda a este plantel, y los cinco goles cayeron por su propio peso. Un partido para el olvido.
En el siguiente partido tocó Bolivia. El equipo estaba golpeado por la caída ante Brasil, y debía enfrentar a un equipo boliviano que había caído ante Paraguay. Perú mostró un buen juego y se llevó los tres puntos con un 2-1 que pudo ser mayor. Al final la falta de físico pasó factura y Bolivia nos terminó acorralando.
Llegó el partido ante Paraguay y Perú necesitaba una victoria si quería seguir soñando. Los pupilos de Oré empezaron mejor que su rival y no lograron concretar las acciones que generaron. Paraguay reaccionó en la segunda parte y aprovechó la ocasión que tuvo para ganar el partido. Perú mostró actitud y metió a Paraguay en su área lo que restaba del partido, pero la defensa guaraní se impuso.
Perú ya eliminado enfrentaba a Colombia, que por el buen juego había sido calificada por todos como ‘el mejor equipo del grupo B’. El equipo nacional supo anular a Joao Rodríguez, la figura de Colombia, y el duelo terminó sin goles. La defensa hizo un buen trabajo y el empate fue lo más justo.
El problema de nuestra selección es la falta de trabajo. La mayoría de equipos de este torneo tiene por lo menos dos años trabajando y armando el equipo, sin embargo, Perú tiene solo cinco meses preparándose para el Sudamericano. Sin trabajo y sin tiempo, el equipo logró 4 puntos. Faltó mucho para llegar al nivel de las otras selecciones, pero si nos dedicamos a trabajar con la anticipación debida, probablemente se puedan lograr los objetivos trazados. Los chicos tienen 15 años, tienen mucho por aprender…
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