Ayer, el ministro del Interior, Óscar Valdés, en su primer pronunciamiento tras el trágico evento al final del clásico del fútbol peruano, manifestó que la Policía contaba con ocho testigos claves para el reconocimiento de cada uno de los hinchas de la “U” que perpetraron el ataque en los palcos C-128 y C-130 del coloso de Ate.
Además de acopiar las manifestaciones iniciales, los detectives a cargo del caso observaron al detalle casi tres horas de imágenes captadas por el circuito interno de video instalado en el Monumental. Fue así como hasta el momento se ha reconocido a David Sánchez Manrique Pancorvo ‘Loco David’, Giancarlo Díaz Meyzan “Ratón”, y a los alias “Cholo Payet”, “Caliche” y “Nazi”. En fotos apareció Marco Chimoy Asenjo, pero él deslindó esta mañana con lo sucedido. “He venido a ponerme a derecho con la Policía, he explicado que es verdad que yo he estado ahí pero en un palco norte, así que yo no tengo nada que ver en este asunto”, afirmó a América Noticias.
Pero esta no sería la primera vez que el “Loco David”, quien fugó del país solo horas después del asesinato, y sus secuaces habrían sido protagonistas de una revuelta. Según versiones de otros hinchas de Universitario, los comprometidos en la muerte de Oyarce habrían sido expulsados de la Trinchera Norte en el año 2009, por desatar múltiples actos vandálicos que los dejaban mal vistos como organización. Ello aún cuando David Sánchez-Manrique participaba continuamente en las reuniones de la barra principal de la “U”, incluso desempeñándose en su momento como tesorero de esta.
En torno al “Loco David” también trascendió que actualmente alterna la administración de una discoteca con sus estudios. Se trata aparentemente de uno de los barristas más acomodados del cuadro crema y por ello no era extraño que alquilara palcos e invitara a sus allegados a departir durante los partidos de su equipo. Otras versiones indican que se hacía de compañía de otros “barrabravas” en los palcos con el fin de obtener protección, pues su rostro ya era conocido entre las hinchadas de Alianza Lima y Sporting Cristal, por ejemplo.
¿Cómo se recupera una vida que llegó a su fin? No hay manera. A los familirares de Walter Oyarce nada le devolverá a su hijo. Su pérdida llena de dolor a los suyos y de un sentimiento de inseguridad a todos los hinchas que este fin de semana vayan camino a un estadio de fútbol.
No es la primera vez que esto ocurre, que delincuentes disfrazados de barristas, camuflados entre la multidud, entran a un estadio y se cobran la vida de un ser humano.
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