Por supuesto que ante esa concesión el equipo de casa se aprovechó y se tiró encima de la portería contraria, y aunque le costó trabajo llegar con claridad durante la primera mitad, al final terminó con tres goles a favor y siendo benévolo con su hermano menor para no humillarlo más.
Con la sobrepoblación que planteó Ambriz en el centro de la cancha, el traslado del balón hacia adelante por parte de los americanistas fue un tanto lento, pero poco a poco encontró la fórmula para desequilibrar a la defensa tunera hasta que se puso en el camino de la victoria gracias a un penal que cometió Osmar Mares sobre Vicente Sánchez cerca del término del primer lapso.
Seis minutos después de haber reanudado el cotejo, Ángel Reyna colocó el segundo tanto en una gran definición de pierna derecha dentro del área, y más tarde Vuoso consiguió su doblete por medio de otro penal, que en esta ocasión hizo Sergio Ponce sobre el propio Matías.
San Luis se desconcentró y perdió la cabeza, misma que desde la banca mandó malas señales a partir de la alineación y que fue empeorando conforme avanzaron los minutos y el América imponía su ley.
Es cierto que a las Águilas les falta mucho trabajo para encontrar un funcionamiento colectivo que lleve a la regularidad y espectacularidad deseada, pero al menos están ganando altura y el vuelo va en ascenso.
La porra americanista coreó el nombre de Reinoso al término del duelo y así el idilio entre el técnico, el equipo y la afición parece que se ha consolidado pronto.
EL ARBITRAJE
El experimentado Marco Antonio Rodríguez tuvo una destacada labor en este cotejo, donde destacaron tres señalamientos que fueron directo al marcador y con los que demostró la capacidad que tiene. Dos penales a favor del América (en el primero fue bien asistido por José Luis Camargo) y una ley de la ventaja precisa que terminó en anotación para el cuadro local, fueron las acciones en las que aplicó un buen criterio. Sobre el final expulsó a Michael Arroyo, de San Luis.
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